miércoles, 21 de noviembre de 2012

Enviando mensaje desde salvolomas (via HootSuite para BlackBerry)

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El que camina, no contamina - to2 somos peaton@s
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Usa la #bici para distancias entre 1 y 7 km, en recorridos menores 1 km mejor #camina y para + de 7km opta x transporte urbano masivo #tp #mejorenBus

sábado, 17 de noviembre de 2012

Transeúnte » El policía de concreto

http://mexico.transeunte.org/2012/11/13/el-policia-de-concreto/

diferencia de lo que ocurre en todo el mundo, las millones de jardineras esparcidas en el DF no apuntan a ni un fin ornamental o ambiental, entre otras cosas porque es común que no haya ni un árbol, arbusto o plantita posado en ellas. Su razón de ser es la de evitar la presencia de ambulantes, tarea que en otras urbes, menos desarrolladas, se encomienda a la policía u otras autoridades públicas encargadas de velar por el respeto irrestricto a la legalidad vigente.

Maravilloso dispositivo de economía legal–espacial, la jardinera posee varias ventajas sobre sus símiles de carne y hueso:

No cobra sueldo. Con el salario de un policía se pueden construir varias que cumplen más o menos la misma función.

No se enferma física ni mentalmente.

No descansa ni sale de vacaciones.

No jubila.

No es objeto de sobornos.

Su interpretación de la ley no es objeto de discusiones.

No arma sindicatos ni tiene líderes vitalicios. Sí controla plazas, pero no laborales.

Podrían ser reemplazadas por fosos con cocodrilos o minas antipersonales, pero ambos recursos resultan un tanto onerosos, generando además efectos colaterales que no se condicen con una ciudad de vanguardia.

Garante del estado de derecho en las calles, la jardinera llegó para quedarse. Los que nos quedamos sin lugar somos aquellos que pensamos que el espacio público es para caminarlo y gozarlo, problema menor que se puede resolver dentro de un centro comercial.

Esta entrada fue publicada originalmente en el blog del autor, Ciudad Pedestre, el 17 de agosto de 2012. el Para ver más imágenes visita el texto en el blog de Rodrigo.






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viernes, 16 de noviembre de 2012

CONVIVIR EN EL TRÁFICO


VI FORO CONTRA LA VIOLENCIA VIAL JUEVES 4 DE JUNIO 2009  Madrid. 
CONVIVIR EN EL TRÁFICO 
Don Alfonso Sanz. Aldúan . Geógrafo, matemático y técnico urbanista.  

• “Calmar el tráfico, domesticar al automóvil"  
En primer lugar quiero agradecer a Stop Accidentes la invitación y también su 
contribución a que en la agenda social y política de este país se incluya un 
concepto que es necesario e imprescindible tener precisamente en los debates 
sociales, en los debates políticos, en la Administración: el concepto de violencia 
vial. Mi intervención incide en  el  concepto de violencia vial a través de la idea  
“calmar el tráfico”Tirando del hilo de la violencia vial se llega al calmado del 
tráfico.  
Para empezar unas imágenes, un vídeo de un  Hummer comportándose con 
una violencia vial inaudita, en un entorno muy particular. Como se puede 
observar, el vehículo se va topando con los coches y les va apartando, llega a 
un sitio donde se encuentra con un autobús y se pasa a una mediana que hay 
a la izquierda, y también empujándole un poco al autobús para pasa, aterroriza 
a cuanto peatón, pasa y cruza, y acaba haciendo una serie de tropelías finales. 
Esas imágenes simbolizan un caso extremo  de violencia vial, a expresión de 
fuerza, de poder, más allá de las normas, y nos ilustran sobre un conjunto de 
comportamientos que son los que hay que reducir en esta sociedad, no tanto el 
concepto de riesgo, el riesgo puede ser asumido individualmente, pero no el 
riesgo hacia otros, que es lo que produce la violencia vial.  
Más que responsabilizar a un elemento de nuestra sociedad en concreto, yo 
creo que habría que reflexionar sobre cuál es el origen de la violencia vial en 
general, para llegar al concepto de por qué hay que calmar al tráfico y cómo 
hay que hacerlo.  La violencia vial, yo creo que tiene que ver con los 
valores sociales que están inmersos en la forma de entender la vida. En el machismo, en el narcisismo, en la sobrevaloración de que lo más importante es 
desplazarse, y desplazarse rápido, en la mercantilización de bienes, etc.  
Esta es la avalancha que nos viene, a través de valores sociales, a través de 
un elemento fundamental que es el modo en que hemos construido nuestra 
ciudad, cómo estamos haciendo un urbanismo dependiente del automóvil. 
Cómo estamos construyendo nuevos barrios en donde se aísla el espacio 
residencial del viario y por tanto se pierde espacio público. Todo ello genera 
indirectamente violencia vial. El espacio público es un espacio de 
convivencia donde pueden laminarse las actitudes de violencia vial, pero 
un espacio público inexistente o un espacio público degradado, en el que 
dominan las distancias y los vehículos, y no existen personas, no existen 
relaciones sociales, indudablemente es propicio a la violencia vial. 
Hay una serie de elementos muy visibles, como la publicidad que sigue 
generando de alguna manera violencia vial, pero más allá de ese factor otros 
varios son copartícipes de dicha violencia. ¿Cómo es posible que la industria 
siga produciendo vehículos con unas características de diseño, de potencia, de 
aceleración, de velocidad más allá de lo que es legítimo y legal en nuestras 
calles y carreteras? El enfoque tecnológico que tiene la industria del automóvil 
está orientado a mantener la potencia, mantener la  velocidad, sin poner en 
cuestión esos principios y por el contrario se olvidan otros como es la reducción 
del peso, la reducción de la masa y la aceleración que generaría una reducción 
consecuente de lo que es la violencia vial en la conducción de estos vehículos.  
El marco institucional, las normas políticas, económicas y de infraestructuras 
está generando también violencia vial. Un pequeño dato: en la transformación 
que ha tenido este país, es su red de autovías por  ejemplo que no tiene 
parangón en ningún lugar del mundo. En el año 2007  la red de autovías y 
autopistas españolas supero en longitud a la de Alemania
1
 y por tanto tenemos 
la red de autovías más importante de Europa, y eso quiere decir que 
también se han desplegado durante muchos años políticas que han incentivado 
el concepto de velocidad. El derecho a llegar a cualquier punto de este 
territorio, de este país a una determinada velocidad. 
Por último y eso ya entronca con la idea de  calmar el tráfico con la que 
estamos trabajando en planificación urbana. La ingeniería, la planificación, el 
diseño de la ciudad y de las vías está generando violencia vial a través de 
concepciones absolutamente anti-urbanas de lo que es el viario. Un vez que la 
gente se va a vivir en estos barrios, llaman al departamento de movilidad de 
este Ayuntamiento en particular, y dicen,”  quiero que me calmen el tráfico”. 
Pero es imposible calmar el tráfico con determinados tipos de diseño viario. 
                                                          
1
 13.000 km de la red española por 12.600 km de la alemana según “EU Energy and Transport in figures. 
Statistical Pocketbook 2010”. Comisión Europea. Oficina de Publicaciones. 


¿Cómo van a calmar el tráfico y hacer que los peatones tengan que cruzar 
cuatro carriles seguidos? 
Cuáles son las consecuencias de la violencia vial,  indudablemente los 
accidentes registrados, y los no registrados por la policía, los hospitales o las 
aseguradoras. Pero hay una cosa mucho más grave de  fondo que pasa 
desapercibida, que es el miedo, la preocupación, los cambios en los 
comportamientos que tiene la población derivados de esa violencia vial. En 
definitiva la salud, el medio ambiente, la convivencia, están puestas en cuestión 
precisamente por la violencia vial.  
Para reducir por tanto la violencia vial, hay que repasar todos los factores que 
originan la violencia vial. Hay que cambiar los valores sociales, desvalorizar 
el riesgo al volante, pero no porque las personas no tuvieran un derecho a 
tener su propio riesgo, sino por el riesgo que generan a las demás; hace falta 
mostrar que lo social y lo ambiental también es importante y que la evitación 
del daño está por encima de todo, que es el concepto básico por ejemplo de la 
visión cero Escandinava.  
Esa idea de cambiar la concepción de lo que es espacio público y mostrar que 
no todos los derechos los tiene el que tiene el vehículo más poderoso. Reducir 
la dependencia respecto al automóvil, hacer un urbanismo sostenible, cambiar 
el enfoque de la industria, pasar del enfoque basado en la potencia y en la 
velocidad, a un enfoque basado en seguridad vial, eso es lo que en el fondo yo 
creo que aporta, el concepto más importante del vehículo ciudadano, el coche 
cívico  que presenta la  Liga contra la violencia vial de Francia, que habla por 
primera vez de la masa de los vehículos, de la velocidad máxima también. Si 
realmente la industria entrara en este concepto estaríamos hablando de una 
reducción importante de la violencia vial, no sería el Hummer que 
desgraciadamente hemos podido ver.  
El nuevo marco institucional de la movilidad sostenible debe ser cómo calmar el 
tráfico en términos de cómo tratar el viario, para  hacer presente el pacifismo 
vial, para hacer que se reduzca el número y la velocidad de los vehículos, con 
el fin de hacer una ciudad, en este caso, con menor violencia vial.  
El libro que ha comentado Jeanne Picard, CALMAR EL TRÁFICO (Ministerio 
de Fomento, 2008), es una pequeña aportación, un pequeño grano de arena a 
ese intento de reducir la violencia vial urbana. Hay que cambiar los valores, hay 
que cambiar las tendencias y cambiar la ingeniería  en modelo de movilidad. 
Para los elementos de concepción de ese modelo viario, incluyen cómo es la 
estructura, cuáles son las dimensiones, por qué se trazan esas calles de cuatro 
carriles. Es imposible que se sigan trazando vías de ese tipo y que luego estén 
calmadas, y que tengan una velocidad adecuada.  


La relación entre los diferentes elementos de las vías, entre el espacio 
peatonal, el espacio de circulación, las normas y gestión en el uso, etc. Cuando 
todo lo anterior no se ha hecho o se ha hecho incorrectamente, y tenemos este 
contexto, se nos pide a los urbanistas, a los que trabajamos en movilidad, 
soluciones que llamo yo de final de tubería, como en las industrias, se trata de 
poner un mero filtro sin atender a la comprensión global del proceso.  
Esto es lo que pasa cuando nos piden calmar el tráfico en sitios donde  
realmente lo que se tenía que haber hecho era otras cosas anteriormente. 
Desgraciadamente, después hay que poner obstáculos, fricciones, roturas de 
las trayectorias, obstáculos como los bolardos. Todas estas medidas, en 
definitiva, lo que están mostrando es que hay una huella de un comportamiento 
violento en la conducción, que no sería necesario atacar, si realmente hubiera 
un seguimiento de las normas. Por tanto estamos ante lo que yo llamo, 
fracaso civilizatorio, fracaso social. Se ponen unas normas y como no 
funcionan, tenemos que poner luego obstáculos, badenes, etc. 
Conclusión: para disminuir la violencia vial, hace falta algo antes y más 
importante que poner dispositivos de reducción de la velocidad; para reducir la 
violencia vial, hay que transformar ese contexto de la movilidad, hay que 
transformar los valores imperantes. Si tenemos ese contexto claro, las técnicas 
de amortiguación de la velocidad como las que mostramos en el libro, por 
ejemplo, se convertirán en un instrumento estratégico, útil a corto plazo, 
aunque no deberían convertirse en un fin en sí mismo.